Mar del Plata es la localidad veraniega por excelencia de Argentina; miles de personas se agolpan en sus playas en busca de sus refrescantes aguas y del ansiado moreno, aunque curiosamente son otros afamados nadadores quienes se llevan la fama y el prestigio internacional: Los lobos marinos.

La gente suele confundir focas y lobos y aunque taxonómicamente están muy próximos existen diferencias sustantivas. A grandes rasgos se diferencian en que los fócidos son generalmente más grandes, se arrastran por el suelo y no tienen orejas (escuchan a través de un pequeño canal auditivo) mientras que los lobos (familia de los Otáridos) caminan erguidos doblando las aletas delanteras y tienen orejas. Existen varias especies en las costas suramericanas, pero en el caso de Mar del Plata sus inquilinos son de la especie de lobos marinos de un solo pelo (Otaria flavescens).

La colonia se entremezcla con el trasiego del puerto pesquero de la localidad y están perfectamente adaptados a la presencia humana hasta el punto que a veces se adentran en las calles del puerto bloqueando el paso de los vehículos. Constituida por alrededor de 800 machos en plena efervescencia, la colonia fue declarada monumento natural de la ciudad en 1994.

Los lobos marinos son animales que no dejan indiferente al visitante, su tamaño cercano a los 3 metros y su porte de hasta 350 kg hace de ellos unas autenticas maquinas del ataque; de hecho cuando visitas la colonia uno se da rápidamente cuenta de su agresivo carácter ya que los mismos suelen enfrentarse entre ellos provocándose un gran numero de heridas; el concepto de «harén» y del macho dominante, propio de la mayoría de las especies de lobos marinos es responsable de esta actitud. De todos modos esa agresividad no se traslada a los humanos y generalmente son apacibles con ellos aunque es necesario guardar cierta prudencia ante su presencia.

Los lobos son el símbolo oficioso de la ciudad y su escollera uno de los puntos turísticos más importantes de la urbe, hasta el punto de que existen varias estatuas creadas en su honor.
La verdad que es un privilegio el poder observar estas joyas naturales desde tan poca distancia, pura naturaleza salvaje incrustada en el corazón industrial y humano del puerto de Mar del Plata.

Actualizado el 9 enero,2018.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño