Ronda, tierra de bandoleros y soñadores

A veces me hubiera gustado haber sido uno de esos escritores románticos del siglo XIX, retratistas de lo mundano que con sus textos descubrieron a ojos extranjeros las bellezas de España, marcando durante generaciones la visión de nuestra tierra. Si lo hubiera sido, desgranaría como ellos la belleza de Ronda, porque es imposible no enamorarse de esta tierra plena en color y hermosura.

Ronda
Muralla de Ronda Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

Ronda es mágica, serrana en su localización y malagueña con denominación de origen. Tierra que gotea leyenda por sus poros, recuerdos de una época en la que una taifa árabe llevaba su nombre y que aun siguen muy presentes en la historia colectiva de sus habitantes. Ronda fue una de las últimas ciudades musulmanas en caer en manos de los reyes católicos, de hecho no lo haría hasta 1485 y solo lo haría tras un fuerte y largo asedio.

Esa bravura inherente a los rondeños se plasmaría como nunca en la extraordinaria defensa de la ciudad ante las tropas napoleónicas, que indirectamente generaría el mito de los bandoleros, guerrilleros que tras la guerra de Independencia vagaban por los caminos asaltando incautos, pero cuyo espíritu libre fue elevado a leyenda por los escritores de la época. Los bandoleros, con sus peculiares ropajes y trabucos, constituyen la imagen más rápidamente asociada a la ciudad, especialmente tras el éxito de series de televisión como Curro Jiménez o Bandolera; de hecho, su potencial turístico es tal, que Ronda dedicó incluso un coqueto museo a este sorprendente fenómeno histórico.

Ronda vive en simbiosis con sus barrancos, gargantas sorteada por puentes de piedra de la zona, en el que el conocido como Puente Nuevo destaca sobre todos ellos. Obra del siglo XVIII, resulto clave en la conexión entre el barrio antiguo y el moderno, cordón umbilical que se cemento en una obra ingeniería de unos 98 metros de altura con una distribución en arcos cuya originalidad y fotogenia, lo han convertido en el principal símbolo de la ciudad.

Puente Nuevo Ronda
El Puente Nuevo de Ronda, es el principal símbolo de la ciudad  Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

Su plaza de toros, una de las más antiguas de España, también recoge fuertes halagos. De hecho, las corridas al estilo goyesco que se efectúan en septiembre se han convertido en el principal escaparate social de la ciudad.

Ronda miradores
Ronda es bella mires donde la mires  Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

Pero Ronda es algo más que sus dos principales monumentos, es un entramado urbano diverso de fuerte carácter andaluz, reflejado en la blancura de sus casas que protegen de ese calor de justicia del verano. Los estilos y las culturas se combinan, campanarios que toman el relevo de antiguos minaretes, palacios musulmanes reconvertidos al gusto de los nobles cristianos, como es el caso del Palacio del Moro o el de Mondragón, baños árabes, o iglesias como la de Santa María que se levantan ante coquetas plazas ajardinadas, donde se instalan terrazas para los turistas.

Mezquita de Ronda
Antigua mezquita, cuyo minarete fue reconvertido en campanario  Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

Visitantes, tanto nacionales como extranjeros, que suben atormentados la peligrosa carretera que asciende desde Marbella, donde los bosques de Pinsapo dejan entrever un paisaje original a la vez que espectacular.

Ronda no es solo arte monumental, es también naturaleza, de hecho, en las proximidades de la urbe nace el parque natural de la sierra de Grazalema, lugar muy bello, que pese a la que uno presupone constituye el punto de mayor pluviosidad de la península ibérica.

Mirador de Ronda
Mirador de Ronda  Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

Sierras que se entreven desde los miradores de Ronda, atalayas donde los escritores románticos como Washington Irving, Richard Ford o Gustave Doré, tomaban del paisaje su inspiración para escribir. Lugar desde donde hoy termino este artículo, porque mirando a Ronda desde las alturas es cuando uno comprende lo bella y valiosa que es.


Actualizado el 16 abril,2018.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño

5 comentarios en “Ronda, tierra de bandoleros y soñadores

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