Del lienzo de las aguas de un lustroso estanque nace la luna, una ilusión óptica para aquellos ilustres viajeros que visiten con ojos soñadores el espléndido Pazo de Santa Cruz de Rivadulla ubicado en la coruñesa localidad de Vedra.

Este paraíso para idealistas curiosamente es poco conocido por el gran público, pese a que es uno de los pazos más hermosos de Galicia, gracias a su exquisita combinación entre lo mejor de la cultura rural y la exquisitez del arte de la jardinería.
Mientras el cercano Pazo de Oca, presume de belleza impecable y perfeccionismo arquitectónico, el de Santa Cruz Rivadulla es más rural en su concepción, con una clara dominancia del uso ganadero o agrícola, pero con todo guarda innumerables secretos que se desvelan cuando uno descubre la impactante belleza de su bosque-jardín o la armónica distribución de su «carrera de olivos».

Esta mansión señorial también es conocida por el nombre de Pazo o Granja de Ortigueira herencia del antiguo nombre de estos terrenos que fueron adquiridos en el siglo XVI por el canónigo de la Catedral de Santiago, Juan Ibáñez de Mondragón, que fue moldeando esta joya hasta convertirlo en uno de los pazos de referencia de Galicia.
La cercanía de Santiago de Compostela, hizo que el Pazo sirviese de lugar de encuentro o descanso para ilustres, siendo Jovellanos el más recordado visitante de los muchos que pararon en Santa Cruz de Rivadulla; hoy en día el conocido como «Banco de Jovellanos» es uno de las paradas clásicas en la ruta que recorre los jardines, el espacio más singular y hermoso del conjunto.

Este espacio botánico es único en su esencia, así por momentos adopta elementos clásicos de los jardines señoriales gallegos, como el uso de la camelia o de las magnolias, mientras que en otros momentos se hace bosque atlántico por donde fluye un regato que da tanto fuerza a un molino como crea una fotogénica cascada escalonada.

Fuentes, viveros y flores por doquier, para terminar en un bucólico estanque listo para mutar al ritmo de las estaciones y en el que la hojarasca del momento flota plácidamente en las aguas creando escenas que los románticos inmortalizaran para siempre.

La fotogenia del jardín es poderosa, pero curiosamente no puede competir en atención con la vistosa galería de olivos que se extiende entre parcelas de cultivos. Escenario natural elegido en innumerables ocasiones para series o videoclips, este paseo entre olivares genera un placer visual único, donde la luz del atardecer genera sombras y colores, con un efecto de profundidad espacial que inevitablemente uno acaba por tener que fotografiarlo.

No solo los olivos dividen parcelas, sino que los viñedos ejercen una función similar con emparrados de uva que luego eran procesados en la bodega del pazo.
El pazo de blanco encalado, no es tan espectacular como otros de Galicia, pero da acojo a otros elementos singulares del conjunto histórico, como es el caso de la Fuente de la Coca, la capilla o el que es uno de los grandes hórreos de Galicia.

El pazo de Ortigueira o de Santa Cruz de Rivadulla es uno de los ejemplos más claros del atractivo visual del rural gallego, sublime combinación de encantos que debería hacer que anotes ya fecha para satisfacer tu visita.

Actualizado el 13 julio,2021.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño