Si un sabor puede definir una ciudad, entonces Lisboa puede ser retratada en el aroma y paladar dejado por los Pasteles de Belém, esos pequeños dulces de crema y masa de hojaldre, cuyo delicioso gusto es reflejo de la maestría de la pastelería tradicional portuguesa.
Este dulce fue creado en el Monasterio de los Jerónimos, situado en la freguesía de Belém en Lisboa, con el fin de generar beneficios que permitieran mantener la actividad del centro de retiro espiritual, cuya financiación había sido afectada por la revolución liberal ocurrida en Portugal en el año 1820.
El sabor de los pasteles pronto se hizo popular entre los visitantes y así en el año 1837 se abre una fabrica exclusiva para atenderlos la cual aun sigue en funcionamiento siendo uno de los principales atractivos turísticos de Lisboa.
Es posible encontrar este dulce en cualquier cafetería o supermercado de Portugal, donde son conocidos por el nombre de «natas» o «pastéis de nata«, pero ninguno alcanzan la textura y la calidad de los producidos en Belém. No es de extrañar que la receta original sea guardada con tanto celo, la cual es solo transmitida a un puñado de maestros pasteleros de la fabrica, de hecho la masa y la crema comienza a elaborarse en una sala especial conocida como la «oficina del secreto».
En mis frecuentes visitas a Lisboa siempre intento concretar una parada en la pastelería. Me encanta disfrutar el sabor del pastel aun caliente acompañado de un poco canela y un café portugués; además, el ambiente acompaña al placer, ya que la pastelería aun guarda parte de la esencia de las construcciones tradicionales del siglo XIX.
Muchos turistas se agolpan en la entrada, la parte más bella del recinto, pero el edificio es inmenso y cuenta con amplias salas en la parte posterior, por lo que mi recomendación es sortear el laberinto de estancias para sentarse en alguna de las más alejadas, con el fin de que el disfrute de este dulce no sea amargado por turistas ansiosos de mesa.
Cuando me deleito con un pastel de Belém y siento crujir su hojaldre, me acuerdo siempre de lo valioso que son a veces las cosas pequeñas, porque ¿qué sería la capital portuguesa sin sus pasteles, ginjinhas o bicas?, en mi modesta opinión la respuesta sería un cuerpo sin alma, porque creo que solo apreciando lo pequeño de Lisboa uno puede descubrir la grandeza que esta ciudad atesora.
Actualizado el 19 febrero,2016.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño
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Con las ganas que tengo de visitar Portugal. Me enamoré de Lisboa por las fotos, y ahora sumo los postres 🙂
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Portugal es un país de pequeños detalles y uno tiene que dejarse un poco por ellos, porque no es un país facil de entender, es un país que te enamora por su comida, fados, por el cafe. Es un país que enamora o decepciona, cuando vayas a Portugal escribeme y te doy recomendaciones
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Gracias Miguel!!
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Nos recordaste a nosotros hace un par de meses en Madrid. Estábamos de tapeo por sus calles, cuando de pronto descubrimos un pequeñito bar que se llama Nata Lisboa, pensamos: no puede ser, aquí en Madrid???? Pues sí, estupenda sorpresa, un café-bar con NATAS y Oporto. No nos lo pensamos un segundo y nuestros pies nos plantaron allí delante de la barra. Al primer bocado, cerramos los ojos y te puedo jurar que escuchamos un Fado. Bella Lisboa. Felicidades por tu post y por hacernos recordar tan bella ciudad de nuevo. 🙂
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De nada… hay que buenas estan las natas, yo como vivo cerca de la frontera la verdad que voy mucho a los pueblos del Norte de Portugal y he de reconocer que a veces solo me apetece ir por tomarme un cafe y una nata…la verdad que me encantan y eso que no saben igual que las de Belem…ay como añoro las de Belem… creo que tengo volver 🙂
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Que ganas que han dado de darse una vuelta por Lisboa, yo aún no conozco esta bella ciudad, pero la tengo en mi lista de lugares para conocer y desde luego la pastelería no se salva, por allá pasaré (espero) 🙂
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Pues Diana deberias visitarla, es una ciudad que si sabes entenderla te va a encantar, yo vivi varios meses y es un lugar que siempre disfrute mucho, la pasteleria es de esos lugares que si o si debes ir estan super buenos los pasteles
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Hola Miguel! Se me hace agua la boca de pasteles de Belem y de Portugal! 🙂
A veces algo pequeño es el mejor recuerdo (o uno muy especial) que nos queda de los lugares. Y qué mejor si sabe delicioso, no?
Saludos!
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Totalmente…de hecho es que incluso ahora me apetece un pastelito de Belem, las pequeñas cosas son las que hacen a un viaje o a un lugar inolvidable
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Ay, Miguel Angel! Ahora necesito comer un pastel de Belem con urgencia! «En caso de emergencia, rompa el vidrio» jaja!
Que buena idea usar estos pastelitos como tema del veoveo!
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ja ja gracias Ana, pues estaría genial tener una cajita de emergencia con pasteles de Belem, habría que patentarla nos haríamos ricos
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Como me gustan esos pasteles!!!!!! Yo estuve en ese lugar hace unos años y al ver tu post me ha traído muy buenos y gustosos recuerdos.
Saludos.
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ja ja parece que somos legion de fans de los pastelitos, podiamos hacer un grupo de facebook, la verdad es que estan buenisimos.
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