El peregrino gallego que creó el símbolo de Portugal

El temor había envenenado el alma del concelho de Barcelos, un crimen sin resolver había alterado esta tranquila localidad del Norte de Portugal y las autoridades se veían presionadas para encontrar pronto a un culpable; esta ansía se transformaría en ceguera la cual acabaría por arrastrar a un peregrino gallego ante la justicia dando origen a la popular leyenda del Gallo de Barcelos.

Las voces del pasado cuentan que un día apareció en la villa un devoto del apóstol, que movido por una promesa dirigía sus pasos hacía la Catedral de Santiago. Su llegada levantó muchas sospechas, rumores que se convirtieron en acusaciones y que llevaron al peregrino a ser sentenciado por muerte a la horca.

gallo de Barcelos
El gallo de Barcelos símbolo de Portugal  Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

Como última voluntad y deseoso de demostrar su inocencia, pidió citarse ante el juez que con desidia le recibió mientras estaba a punto de comerse un gallo con unos amigos. Visto que sus peticiones de clemencia no servían para convencer al juez, exclamó a los asistentes que era tan cierto que él era inocente, como que ese gallo iba a cantar en cuanto le ahorcasen.

El juez y sus amistades se rieron del peregrino que fue dirigido sin demora a su fatal destino. Ya lista toda la parafernalia de la horca y con el acusado con la soga al cuello, el gallo asado del juez se alzó sobre la mesa y comenzó a cantar con una fuerza inaudita. Consciente ahora de su error el juez salió corriendo hacia al patíbulo para encontrarse al gallego aun vivo ya que un nudo mal hecho había impedido su muerte. El juez contó lo sucedido y el pobre hombre fue declarado inocente y pudo continuar su ansiado camino a Santiago.

La leyenda no cuenta si el pueblo de Barcelos encontró al verdadero culpable, pero sí que dice que años más tarde el peregrino regresó para esculpir un crucero que en piedra conmemora el milagroso suceso.

El mensaje universal de justicia que difundía esta leyenda hizo que el «galo de Barcelos» se hiciese popular por todo el país y empezase a ser usado en muchas de las artes decorativas portuguesas; ya en tiempos más recientes la necesidad de crear una simbología nacional tanto en lo turístico como en lo identitario, llevó a los lusos a escoger oficiosamente al gallo como imagen del país, alegoría nacional creada indirectamente por la promesa de un peregrino gallego.


Actualizado el 18 mayo,2017.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño