Todas las ciudades del mundo cuentan con un corazón desde donde late todo su espíritu vital, en el caso de la localidad alemana de Tréveris (Trier en alemán) no hay duda que sus ventrículos bombean desde la hermosa Plaza del mercado o Haupmarkt.

El centro neurálgico de la ciudad más antigua de Alemania
La historia de Tréveris es inmemorial, de hecho está considerada como la ciudad más antigua de Alemania, y aunque actualmente solo es una pequeña ciudad fronteriza volcada hacía el turismo y al comercio, en el pasado desempeñó un papel polarizante en toda la región; como reflejo de su importancia en el año 958 se le concedió el derecho a celebrar un mercado, privilegio que quedó plasmado en piedra a través de una popular columna conocida como Marktkreuz.
En la actualidad la función de feria continúa presente, con la estampa constante de varios puestos que ofrecen hortalizas, flores etc, siendo en Navidad cuando más luce en su histórica función ya que sirve de espacio físico para el tradicional mercadillo navideño.
La forma de la plaza es asimétrica, una L en cuyo punto de equilibrio se alza una fuente monumental coronada por una estatua de San Pedro, desde donde el guardián de las puertas del cielo observa como confluyen ante sus pies las principales calles y avenidas de la ciudad y en donde algún día Karl Marx, el más ilustre ciudadano de Trier, desarrolló parte de las teorías de su conocido Manifiesto Comunista.

La Hauptmarkt está completamente peatonalizada lo que favorece la llegada del bullicio de los turistas quienes pueden disfrutar de las vistas de su hermoso skyline arquitectónico. Destaca entre sus edificios el Steipe, antiguo ayuntamiento y centro de recepción de invitados de los consejeros de la ciudad. El edificio original databa del siglo XV, pero fue destruido durante la II Guerra Mundial y reconstruido según su plano primitivo. Actualmente es sede de un peculiar museo de juguetes, que encandila a niños y mayores.
Pero si uno volviese a la infancia, seguramente caería más rendido con el esqueleto arquitectónico de la Rotes Haus, cuyo rojizo barroco destaca sobre el mar de edificios de encanto alemán que bordean la plaza. Uno de estos predios acoge a la que dicen es la farmacia más antigua de Alemania que data del siglo XIII, aunque el inmueble es más reciente.

Pero una buena plaza mayor no podría llamarse tal cual sin una iglesia que llenase de gloria eterna el entorno y en este caso dicha divina tarea fue realizada por el templo católico que con su nombre homenajea a San Gangulfo. La iglesia se encuentra parcialmente oculta por otros edificios pero su torre campanario marca claramente su presencia haciendo que la misma nunca pase desapercibida. Como inadvertida nunca pasará la Hauptmarkt, un regalo para aquellos que quieran disfrutar de este singular pedazo de Alemania, un destino por conocer y para amar, un sentimiento que te dejará con recuerdos imborrables.

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Actualizado el 17 juno,2021.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño