La Cascada de la Ciudadela en Barcelona es un sublime monumento acuático que celebra la fantasía, donde la mitología y el agua se entrelazan en un abrazo magnífico, creando un espacio que parece haber sido esbozado con el más exquisito amor por el arte y la belleza.
Al observar este elogio a lo bello, podemos disfrutar como la vegetación se hace dueña de la piedra y enmarca la parte central del monumento, hecho que facilita el lucimiento poético de unas esculturas que representan el nacimiento de Venus.

Este es el vibrante epicentro desde donde la cascada irrumpe en la superficie, desbordando sus aguas a través de majestuosos caballos marinos que, con fervor, arrastran el ímpetu de la diosa; cuando las aguas finalmente se vuelven calmas, el estanque se transforma en un santuario fascinante, lleno de vida, donde grifos, como valientes guardianes de lo sagrado, expulsan líquido por sus bocas, oxigenando con cada gota el maná divino de Venus.
Por ambos laterales y de forma simétrica ascienden dos escaleras que alcanzan un templete que es coronado por una reluciente y dorada Cuadriga de la Aurora, que da color y mágico brillo al conjunto.
La parte alta es la plataforma ideal para la observación integral de esta obra de arte del arquitecto Josep Fontseré i Mestre, que para cuya construcción en 1881 contó con la ayuda del aún principiante Gaudí.

Esta artística fuente está integrada en el parque de la Ciudadela (Ciutatdella en catalán), una de las principales zonas verdes de la ciudad, y es uno de los ejemplos más claros de la soberbia riqueza que atesora Barcelona, un destino único donde hasta las fuentes enamoran.

Actualizado el 23 agosto,2024.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño


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