El terreno donde se asienta la ciudad de Segovia fue labrado durante siglos por el laborioso hacer de los ríos Eresma y Clamores, que caprichosamente generaron un entorno elevado fácil de defender que atrajo a los celtíberos quiénes construyeron un castro en la zona y denominaron al asentamiento «Segobriga«, topónimo que la deriva histórica transformó en la denominación actual de la localidad; ese estratégico emplazamiento sirve hoy en día como cimiento de la que es una de las fortalezas militares más espectaculares de Europa: El Alcázar de Segovia

Pese a su belleza e integración impecable en el paisaje segoviano, el Alcázar siempre ha vivido a la sombra del prestigioso Acueducto romano, pero ello no quita que estemos ante uno de los conjuntos militares más bellos de España solo pudiendo ser comparada en hermosura con la majestuosa Alhambra de Granada.

Las primeras referencias escritas del Alcázar se remontan al siglo XII, aunque es probable que ya existiría con anterioridad. A lo largo de la edad media se convierte en una de las residencias favoritas de los monarcas castellanos que lo embellecieron bajo el gusto de su época, hecho que provoco múltiples alteraciones en su planta y estilo, de tal forma que podemos saltar del gótico con influencias mudéjar hasta el estilo Herreriano impulsado en tiempos de Felipe II.
Tras el fin del linaje de los Austrias, el Alcázar perdió interés para la realeza y su uso derivó en cárcel estatal hasta que finalmente Carlos III fundó en sus instalaciones el Real Colegio de Artillería en el año 1762. Se mantendría la marca militar hasta que en el año 1953 se crea el patronato del Alcázar con el fin de crear un museo abierto a todos los ciudadanos que quieran conocer esta joya de la arquitectura castellana.

Cuando uno piensa en castillos de ensueño no es difícil trazar mentalmente las líneas de este emblemático monumento; la forma de la fortaleza recuerda a la proa de un barco que parece zarpar por lo cielos segoviano, mientra es bombardeada por los flashes de los turistas que buscan captar el encanto de sus altas torres. Su exterior es bello y su decorado natural magnifica aun más su fama, ya que pocos edificios se mimetizan de una forma tan brillante con el paisaje como lo hace Alcázar.

El interior del museo es un muestrario de la mezcla militar-palaciega que convivieron en los muros del Alcázar. El espacio expositivo cuenta con un inventario exhaustivo de armaduras y armas de fuego de época, que lo convierten en uno de los mejores museos de España en este tipo de temática. La sobriedad y el rigor militar se muestra claramente en lo muros de su patio de armas, de excelente linealidad y que sirve de cruce donde desembocan todos los caminos del edificio. Mientras que por otro lado la Sala del trono y la Cámara regia nos devuelven al esplendor de los reyes castellanos que dieron belleza y gloria a este entramado.

Las torres dan cuerpo y altura al edificio mientras añaden recia figura a la fortaleza; la de Juan II es visitable con un abono extra en la entrada pero a cambio concede una amplia vista de la ciudad y de sus alrededores.
Pero si uno quiere enamorarse de una vista lo mejor es deslizarse a pie de río que endulza el Alcázar, porque sólo allí uno puede reconocer la magnitud y maestría estética del monumento, fantasía hecha piedra que permite a la ciudad de Segovia presumir ante los turistas de tener una de las fortalezas más bellas de España y de Europa.
Actualizado el 24 abril,2019.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño
Pingback: Iglesia de la Vera Cruz en Segovia | Planeta on Tour