Atardecer en Bratislava, caminamos lentamente a lo alto del castillo que corona la capital de Eslovaquía, de pronto una estatua con cierto aire a Medusa atrapa nuestra atención, se llama Bosorka y la llaman la Bruja de Bratislava.

No es una bruja típica, de hecho no exhibe la fealdad históricamente vinculada a las hechiceras del mal y luce joven y atractiva; con su melena al viento, me sorprende la estatua porque Bosorka lleva un vestido ligero que parece poco apropiado para el duro invierno eslovaco, con sus brazos al descubierto los cuales sirven de punto de apoyo a una bandada de cuervos que parece que la miran con admiración.

Realmente Bosorka no es una mujer real, ni tampoco una bruja, sencillamente es una alegoría de todas las mujeres muertas durante la Edad Media en Bratislava acusadas falsamente de brujería.

La injusticia histórica cometida contra estas mujeres fue reflejado con acierto por el artista eslovaco Tibor Bártfay, autor de otras famosas esculturas de Bratislava como el monumento a Hans Christian Andersen o la fuente de la Paz en frente al Parlamento.

Un bello monumento a que se une a la larga lista de estatuas existentes en Bratislava, probablemente la que es la capital de las estatuas curiosas.

Actualizado el 28 enero,2020.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño