Es noviembre de 1989 y no pierdo detalle de lo que está mostrando la televisión, no entiendo nada de lo que sucede, pero la agitación de la escena me atrapa, de pronto miro para mi padre y le pregunto «¿Que está pasando?» y él me responde «Parece que ha caído el Muro de Berlín».
Tenía 8 años y recuerdo perfectamente aquel momento, aunque evidentemente no era consciente de sus implicaciones y muchos menos de los acontecimientos que este hecho aceleró como fueron la Reunificación de Alemania y el Fin del Comunismo; con toda la fuerza de las imágenes aun se mantienen vivas en mi memoria, porque fuese o no un niño era consciente de la caída de esa frontera que nunca debió existir fue algo importante para el mundo.

La creación del Muro de Berlín
Tras la II Guerra Mundial Alemania quedó dividido en 4 zonas pertenecientes a las naciones vencedoras; en 1949 los aliados occidentales (USA, Reino Unido y Francia), unieron las suyas constituyendo la República Federal Alemana (RFA) y los soviéticos crearon en la suya un estado satélite socialista denominado República Democrática Alemana (RDA).
Berlin estaba encuadrada dentro del sector soviético, pero debido a la importancia de la misma, como antigua capital del Tercer Reich, fue dividida en 4 sectores siguiendo la misma distribución de las fuerzas vencedoras, esto supuso en la práctica que Berlín Occidental era una isla rodeada por territorio de la RDA.
Aunque existía una frontera vigilada entre las dos zonas, la permeabilidad de la misma hacía que muchos ciudadanos tanto alemanes como de otras nacionalidades de la órbita comunista (polacos, checos etc..) utilizasen Berlín como vía de escape a occidente.

La sangría de trabajadores bien formados supuso un duro golpe para la economía Alemania del Este, por eso con el fin de evitarlo y a la par asfixiar la economía de Berlín Occidental, el gobierno de la RDA aprobaría la construcción del Muro, el cual fue levantado en tiempo récord en la noche del 12 al 13 de agosto 1961.
El Muro de Berlín, que cubría un perímetro de 155 km, fue oficialmente anunciado como un sistema de protección de la RDA contra la inmigración, la infiltración, el espionaje, el sabotaje, el contrabando, las ventas y la agresión de los occidentales; con todo la realidad es que el mismo tenía como objetivo fundamental evitar la fuga de cerebros, de hecho todas sus medidas de protección estaban dirigidas para que el mismo no fuese traspasado desde el interior, osea desde Berlin Este a Oeste, al contrario de lo que sería lo lógico en el funcionamiento de un muro defensivo.
El Muro de la Vergüenza
Las fricciones diplomáticas y militares surgidas tras la construcción del muro, estuvieran a punto de llevar al mundo de nuevo a la guerra, de hecho solo el riesgo a que estallase un conflicto nuclear impidió la escalada bélica y así el Muro de Berlín se convirtió en la vergonzosa estampa que mejor definía la Guerra Fría.

El Muro de Berlín cumplió su objetivo primario y consiguió reducir a mínimos el número de ciudadanos del Este que huían del comunismo, pero las consecuencias reales las sufrieron los berlineses, no solo el muro cortó importantes vías de comunicación y provocó el desalojo de cientos de personas, sino que también muchas familias quedaron separadas por un muro que cada año se hacía más alto y sofisticado. Pero con todo su peor legado fueron las 192 muertes que dejo el mismo, ya que fueron muchos los ciudadanos del Este que lo intentaron saltar y que fallecieron en el intento, de ahí que parte de los medios de comunicación occidentales lo denominasen el «Muro de la Vergüenza«.
La Caída del Muro de Berlín
La Caída del Muro de Berlín se produjo la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989 y curiosamente este monstruo defensivo que había sobrevivido durante 38 años, cayó por algo tan sencillo como un sencillo error de comunicación.

A finales de la década de los 80, el gobierno de la RDA intentó flexibilizar y regularizar los pases de visita con el fin de evitar las continuadas evasiones que se estaban produciendo vía Hungría y Checoslovaquía; con todo las nuevas regulaciones incluso provocaron un mayor caos y el gobierno tuvo que adoptar nuevas medidas que iban a ser anunciadas en una rueda de prensa en directo el 9 de noviembre.
En el momento de la ronda de preguntas el corresponsal italiano Riccardo Ehrman preguntó al miembro del Politburó Günter Schabowski sobre la ley de viajes que habían aprobado anteriormente y sobre si había sido acertada o no, ante lo que el político saco un papel donde se resumía un nuevo proyecto de ley aprobado por el Consejo de Ministros y contesto:
«Los viajes privados al extranjero se pueden autorizar sin la presentación de un justificante; motivo de viaje o lugar de residencia. Las autorizaciones serán emitidas sin demora. Se ha difundido una circular a este respecto. Los departamentos de la Policía Popular responsables de los visados y del registro del domicilio han sido instruidos para autorizar sin retraso los permisos permanentes de viaje, sin que las condiciones actualmente en vigor deban cumplirse. Los viajes de duración permanente pueden hacerse en todo puesto fronterizo con la RFA«
Los periodistas sorprendidos por la noticia preguntaron cuando entraba en vigor y ante lo cual el político tras hojear sus hojas respondió:
«De inmediato«
El error fue que el político no leyó la hoja final en la que se decía que la medida no iba a ser aprobada hasta el día siguiente; esto provocó que las tropas que vigilaban el muro no tuvieran aun las instrucciones de como proceder, así cuando decenas de miles de berlineses se acercaron a los puestos fronterizos estos sobrepasados acabaron por abrir los mismos.
Miles de personas cruzaron a Alemania Occidental, donde fueron recibidos con gran alegría y euforia; ante la oportunidad creada, berlineses de ambos lados se acercaron al muro para encaramarse al mismo y comenzaron a derribarlo haciendo uso de todo los medios posibles; el proceso era irreversible y ya no había vuelta atrás y ni las tropas ni los dirigentes de Alemania Oriental se atrevieron a detener su caída.
La fin del muro del Muro de Berlín provocaría no solo la reconciliación entre los berlineses, sino que sería el catalizador que haría que en 1990 se produjese la reunificación de las dos Alemanias y el traslado a Berlín de su nueva capital.

¿Qué queda del Muro de Berlín?
El derribo del Muro era totalmente necesario para facilitar que las dos partes de la ciudad se volvieran a integrar físicamente, así que este poco a poco fue desapareciendo del paisaje de la urbe.
Durante el proceso de derribo muchos berlineses se llevaron a sus casas o negocios trozos del muro como recuerdo de lo sucedido y muchos de esos pequeños segmentos del muro son visibles, fuera de su localización original, en diferentes puntos de la ciudad.

Con todo muchos artistas abogaron también conservar una pequeña sección del Muro, por un lado para recordar lo sucedido y por otro para crear una galería al aire libre en la que, a través de diferentes murales, los artistas rindiesen homenaje a la libertad y a la esperanza que este hecho histórico había provocado; esta iniciativa se materializó en lo que hoy conocemos como East Side Gallery, 1316 metros de arte por la Paz, que se ha convertido en uno de los lugares más fotografiados por los turistas que visitan Berlín.

Pero que más allá de su belleza artística el East Side Gallery es un reflejo de un sentimiento compartido por muchos y que quedo reflejado magistralmente en la popular canción «Libre» de Nino de Bravo (cuya letra se cree que está basada en una célebre escena ocurrida en el Muro de Berlín), de que al final cualquier muro es «solo un trozo de metal, algo que nunca puede detener las ansias de volar«.
Actualizado el 27 marzo, 2019.