Uno de los pingüinos que más me ha gustado descubrir a lo largo de mis travesías es el pingüino de Macaroni (Eudyptes chrysolophus), no es un «pájaro bobo» espectacular en tamaño, de hecho es más bien pequeño, pero el toque encrestado cuasi rebelde que le conceda su cresta punk de color anaranjado le hizo siempre especial a mis ojos.

No es la única especie de pingüino con cresta, ya que existen varias especies con esta singularidad, pero si es de las pocas especies que alcanzan las aguas del continente antártico. Con todo debemos considerar como especie puramente subantárrtica y suele criar principalmente en islas como Malvinas, Georgía del Sur o Sandwich del Sur.

Es una especie altamente gregaria y gusta de criar en colonias inmensas tremendamente ruidosas. Monógamos, suelen guardan vínculos de pareja durante años, períodos de convivencia marital durante las cuales los progenitores se alternan en las tareas de cuidan y alimentar a los polluelos. Su dieta esta básicamente dedicada a la captura de Krill con pequeños aportes de pescado y pequeños calamares.
Sin duda una especie singular, bella, rebelde y llamativa, un auténtico provocador de los mares del Sur.
Actualizado el 25 abril,2019.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño