Ceuta es una anomalía geográfica, una ciudad autónoma española que pertenece a Europa y a África al mismo tiempo, a Europa en lo sentimental o político y África en lo geográfico; es tal su singularidad que Ceuta incluso mantiene el horario peninsular y no se ajusta al existente en el fronterizo Marruecos, una «isla» con una identidad propia, que hasta ahora no ha llamado mucho la atención de los turistas, pero que por historia y patrimonio merece ser ciertamente visitada.

Ceuta y las Columnas de Hércules
Quizás esa eterna dicotomía se la debamos a Hércules, que con el fin de cumplir una de sus famosas pruebas, acudió a estas tierras a robar el ganado del gigante Gerión y en su camino acabo creando el Estrecho de Gibraltar, al tener que separar dos grandes rocas que le impedían su paso.

Tras la heroicidad de Heracles plantó dos columnas a cada lado del estrecho en recuerdo de su hazaña, que pasaron a ser conocidas como las Columnas de Hércules. Una de ellas su ubicó en Gibraltar y la otra en el Monte Hacho de Ceuta, vinculando a la ciudad a una de las historias mitológicas más conocidas de la Antigua Grecia.
Ceuta conmemora este hecho con dos monumentos, uno situada en el espigón del puerto, y otro en el centro de la ciudad, el cual se ha convertido en uno de los principales reclamos turísticos de Ceuta.
De Calipso a la traición de los Condes de Ceuta
En el inicio de la calle más famosa de Ceuta, el Paseo del Revellin, se encuentra la monumental estatua de la Ninfa Calipso, hija del Titan Atlas que jugó un rol destacado en la Odisea de Hómero, y que según algunos expertos habitaba la isla mitológica de Ogigia, que muchos han relacionado con el islote de Perejil cercano a Ceuta.
La leyenda de Ceuta y Calipso, no dejan ninguna duda de que los griegos conocían bien estas tierras, de hecho los yacimientos encontrados nos hablan de que estos crearon aquí un asentamiento que ya había pertenecido anteriormente a los fenicios.

El paso de estas civilizaciones por Ceuta se ven analizadas y presentadas en el Museo de la Basílica Tardorromana, que recoge también el extenso legado romano de Ceuta y que tiene como eje catalizador los restos de una valiosa basílica inacabada y un gran sarcófago romano encontrado en las excavaciones de la Plaza de África.
Los cuatro siglos de presencia romana, se verá alterada por la llegada de los pueblos germánicos, cuya presencia se extenderá hasta el siglo VIII, cuando el conde visigodo Julián cambia sus lealtades y facilita que las tropas musulmanas entren en la península ibérica, dando a los inicio a los siglos de Ceuta bajo el dominio del Islam.

La llave del Mediterráneo
Durante el período de dominio musulmán, Ceuta se convirtió en un potente puerto comercial, clave en el tráfico de mercancías en el Mediterráneo Occidental, hasta tal punto que muchos la consideraban como la «Llave del Mediterráneo«.
Quizás el monumento mejor conservado de la época sean los Baños árabes, aunque la visión de la Puerta Califal o las Murallas Merinidas sean más representativas de la importancia y esplendor del islam ceutí.

Ceuta portuguesa
La Conquista de Ceuta en 1415 por el Reino de Portugal, no fue una victoria cualquiera, por un lado supuso el primer gran triunfo del que sería luego una de las figuras más destacadas de la Historia de Portugal, Enrique el Navegante, sino que supuso también el inicio oficial de la que sería la gran aventura colonial portuguesa tal como refleja el historiador británico Roger Crowley en su libro «El mar sin Fin«.

Para hablar de la importancia de la plaza, se dice que Portugal envío 20.000 hombres y 200 navíos en dirección a Ceuta para conquistarla, un contingente inmenso para la población de Portugal en el Siglo XV.
El legado de Portugal se ve reflejado no solo en el escudo de la ciudad, sino también en la restauración del cristianismo como religión oficial del territorio; los portugueses crean la diócesis de Ceuta y levantan una iglesia encima de los restos de la antigua mezquita; de aquel primigenio templo no queda nada y su espacio vital es hoy en día ocupado por el perfil clásico de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción.

Con todo, la catedral no es el templo más venerado por los ceutís sino que será el Santuario de Nuestra Señora de África quien se lleve la máxima devoción. Esta iglesia de estilo barroco rinde culto y adoración a Santa María de África, una emblemática imagen traída en expreso a Ceuta por el Infante Don Enrique y que ha sido distinguida por la ciudad autónoma con el honor de ser patrona y alcaldesa honoraria.
Decir que en coincidencia con su santoral se celebra la Feria de Ceuta, un multitudinario evento festivo, donde el baile y la diversión está siempre presente.

Otro conocida iglesia está dedicada a otro santo de origen portugués, en este caso San Antonio, al que se le guarda devoción en una sencilla ermita que es considerada como el templo más antiguo de la ciudad y al que acudían muchas mujeres solteras para rogar al santo, con fama de casamentero, que obrase un milagro en sus vidas amorosas.
La huella de los portugueses también es claramente visible en el que es el símbolo monumental más famoso y reconocible de Ceuta: Las Murallas Reales.

Aunque la ciudad ya estaba amurallada cuando el islam era la fe mayoritaria, serán los portugueses, quienes en busca de defender su valiosa plaza, reformen las murallas haciéndolas infranqueables, creando en uno de sus sectores un foso que le confiere ese característico aspecto.
El canal marino conformado por el foso, es recorrido a diario por embarcaciones o kayaks, que sienten en primera persona, la robustez y altura de los muros, creando una de esas imágenes imborrables que todos los visitantes nos llevaremos de la ciudad.
Ceuta leal e invicta
El vinculo de Ceuta con España se inicia en el siglo XVII cuando el Reino de Portugal en 1580 se incorpora a la monarquía española; Ceuta se mantiene fiel a Felipe IV y cuando Portugal recupera su independencia esta no sigue sus pasos y permanece unida a España, creando ese vínculo de lealtad que aun perdura y que ha sobrevivido a múltiples intentos de asedio, bien sea el enemigo la armada inglesa o las tropas de Marruecos.

La Ceuta española se convierte si cabe más en un bastión militar, de hecho la famosa Legión española tuvo su primera base aquí y cuenta con un museo exclusivo que recuerda su continuado vinculo con la ciudad.

La arquitectura de la ciudad autónoma se define por sus numerosos castillos y fortalezas, la más conocida es la Fortaleza del Hacho, ubicada en el punto más alto de la ciudad, pero existen otras especialmente singulares como los Fortines Neomediavales, un conjunto de mini fortalezas del siglo XIX distribuidas a lo largo de la frontera con Marruecos.

Uno de los edificios más singulares de Ceuta es el Fuerte del Desnarigado, hoy sede de un anárquico museo militar, pero cuyo perfil se integra correctamente en el paisaje y hace foto y postal con una coqueta cala muy popular entre los locales.

El antiguo Cuartel militar del Revellín será también el continente que aloje al Museo de Ceuta, el principal referente cultural de la ciudad y que se encuentra anexo al moderno teatro-auditorio.
La arquitectura civil de Ceuta
Pese a su vínculo al ejercito español y a las innumerables batallas y guerras que ha tenido que presenciar, Ceuta es una ciudad que ha desarrollado también una intensa vida social y civil que se manifiesta también en un gran número de hermosos edificios, entre los que destaca sobre todo la Casa de los Dragones, un edificio ecléctico e historicista coronado por 4 dragones que parecen dispuestos atravesar los cielos de la ciudad.

El Palacio de la Asamblea, destaca por su decoración interior donde aun se conserva un salón del trono de influencia francés; este espacio que sirve de órgano de autogobierno para la ciudad, compite en belleza civil con el edificio Trujillo, la Casa de los Púlpitos o mismo con la estética marinera de la Sede de la Autoridad Portuaria.
La Ceuta de las 4 culturas
Ceuta es pura diversidad, una ciudad de talante acogedor que ha fomentado el equilibrio entre las diferentes religiones y culturas de la ciudad, respeto mutuo que permite que sus 85.000 habitantes vivan en cierta armonía y sus fiestas sean celebradas de forma equilibrada.
La riqueza religiosa se manifiesta en que pese a su pequeño tamaño la ciudad cuente con templos de 4 religiones diferentes, algunas tan distantes en lo geográfico como la hindú, que cuenta con un pequeño templo en la ciudad, que sirve como espacio comunitario para una comunidad de origen indio que se instaló en Ceuta a finales del siglo XIX atraídos por la creciente actividad comercial del puerto.

La historia de los judíos ceutís es más antigua y se remonta a los orígenes de la ciudad, con una discontinua importancia a lo largo de los siglos, muy vinculada a la evolución de las juderías del Norte de Marruecos. Con todo se puede decir que la de Ceuta, junto a la de la ciudad hermana de Melilla, son de las pocas comunidades sefardíes que pervivieron en territorio español de forma más o menos continuada.
El principal símbolo social de la comunidad hebrea es la sinagoga de Bet-El, un templo construido en 1971 con un estilo moderno que no convence a todos, pero que se llena de vitalidad durante las principales celebraciones del calendario judío.
La cultura musulmana ceutí no desapareció tras la conquista portuguesa de la ciudad, aunque será en el siglo XX cuando la comunidad recupera su importancia social y demográfica.

Las mezquitas definen el skyline de los barrios más alejados de la parte antigua de Ceuta, eso hace que muchos no se atrevan a conocerlas pese a que algunas son templos de gran belleza.
La más antigua y conocida es la de Muley El Mehdi, que fue construida como agradecimiento por el apoyo de las tropas musulmanas al golpe de estado de Franco durante la Guerra Civil española.
Con todo no es la mezquita más grande de la ciudad honor que reside en la de Sidi Embarek, cuyo alminar da sombra a un histórico morabito donde descansan los restos del Sidi Muhammad Al Mubarek, santo al que se le atribuyen múltiples milagros y que descansa rodeado por las miles de tumbas del gran cementerio musulmán instalado en sus inmediaciones.
La Mezquita del barrio del Príncipe es otro de los monumentos mahometanos más singulares de la ciudad; se encuentra ubicada en un barrio de mala reputación social, que incluso sirvió de inspiración a una popular serie de Televisión llamada «El Príncipe«.
Aunque el Príncipe sea un barrio de mayoría musulmana, curiosamente desborda de pasión cristiana durante el traslado anual del Cristo de Medinaceli desde Iglesia de San Ildefonso hasta la Casa de Hermandad donde inició a la famosa Semana Santa Ceutí.
La Ceuta del ocio
Ceuta también es territorio para el ocio, para ir a sus innumerables playas o bien disfrutar del espectacular conjunto de piscinas del Parque Marítimo del Mediterráneo, obra póstuma del famoso artista César Manrique, en cuyo interior se haya el Casino de la ciudad.

Anexo a este conjunto de ocio se encuentra el «Poblado Marinero» un espacio orientado a la gastronomía y al ocio nocturno y que sirve de limite al Puerto deportivo de Ceuta donde podremos admirar el fluir de los veleros rumbo al Estrecho de Gibraltar.
Ceuta, una ciudad a descubrir
Quizás Ceuta no es para todo el mundo, quizás su patrimonio, su diversidad cultural o sus monumentos no sean correctamente interpretados, quizás Ceuta exija un esfuerzo intelectual y una apertura de mentes que permita comprender profundamente esta «isla española» en el Norte de África.

Pero, honestamente creo que Ceuta es un destino muy recomendable, porque está más cerca de lo que creemos, a una hora y poco en ferry, es barata, segura y acogedora. Ideal para parejas o familias que busquen un fin de semana tranquilo y sencillo o para almas solitarias como la mía que se lanzaron a descubrirla como primer viaje tras la pandemia del Covid.

Volveré seguro por que Ceuta tiene algo especial, quizás a tí no te guste, pero solo podrás descubrirlo si la visitas, ¿acaso tienes algo que perder?.

Actualizado el 14 octubre, 2020.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño
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