Bratislava no nos estaba emocionando y aunque descubrimos algunos rincones interesantes no habíamos visto aun nada que nos maravillase, pero de pronto el atardecer decidió enrojecer el cielo eslovaco y de pronto apareció ella, galante como sacada de un cuento de hadas, allí estaba ante nosotros la hermosa Iglesia de Santa Isabel.

Conocida como la «Iglesia Azul de Bratislava«, este templo católico muestra la capacidad del estilo Art Nouveau de seguir enamorando en pleno siglo XXI, un regalo visual en las que la pintura de la fachada adquiere diferentes tonalidades azuladas, invasión de positivismo tonal que se extiende a su tejado y a su elevada torre campanario.

La iglesia rinde homenaje a Santa Isabel de Hungría, quien vivió en el Castillo de Bratislava e inicialmente fue construida para servir como capilla de un instituto cercano.
Este espectacular templo fue inaugurado en 1913, en un tiempo en el que Eslovaquía formaba parte del Reino de Hungría de ahí que su arquitecto sea el célebre Edmund Lechner, una de las grandes figuras del conocido como Movimiento de la Secesión Húngara y que muchos apodan como el Gaudí de Hungría.

Uno tras ver el diseño de la iglesia azul, que por momentos parece sacada de un cuento de hadas, uno sabe si considerarla a la altura de la genialidad del modernismo de Gaudí, pero es indudable que es el monumento más bello de Bratislava y uno de sus símbolos turísticos, un homenaje a lo bello de la arquitectura religiosa, que puso la pizca de azúcar que nos faltaba en nuestra visita a la capital eslovaca.

Actualizado el 12 diciembre,2018.