Tras una sobredosis de canales y casas de ladrillos, necesitábamos un soplo de aire puro para oxigenar nuestro viaje por Ámsterdam, así que decidimos dirigir nuestros pasos a Vondelpark, para descubrir que es cierto lo que dicen y que este poético parque es el verdadero corazón verde de la ciudad.

Fue adentrarse en sus mágicos senderos para enamorarse plenamente de este bucólico espacio ajardinado, donde las garzas y las anátidas nadan por pulcros canales a la sombra de inmensos arboles cuyas ramas nos regalan escorzos imposibles.
Jardín del Edén nacido en 1865 y diseñado por artistas del paisaje, es uno de los lugares más populares por los ciudadanos de la capital holandesa, quienes en verano disfrutan la multitud de eventos (conciertos, obras de teatro…) que casi a diario ocurren en este oasis de ocio; pero el parque no constituye solo un campestre auditorio al aire libre, hay tantos posibles usos del mismo como millones son sus visitantes anuales, así algunos lo disfrutan como pista para correr, otros se besan en su césped o bien saborean las palabras de un buen libro al sol. Añade pícnics, guitarras y bicicletas y tendremos el retrato de un lugar que por momentos rozo lo idílico.

47 hectáreas pulcras en belleza y declaradas monumento nacional en 1996, un homenaje público al que para mi es uno de los lugares que un viajero no se puede perder de Ámsterdam. Un espacio para el recuerdo y para la fotografía, un lugar para no olvidarse nunca de lo hermosa que es esta ciudad.

Actualizado el 7 marzo,2016.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño