Muchos turistas que viajan a Marrakech, quieren aprovechar su estancia para acercarse a la inmensa belleza del desierto, pero aunque te lo vendan como tal, las grandes dunas de arena del Sáhara quedan a horas de viajes desde la medina y es inviable para muchos turistas que visitan la ciudad por unos pocos días.

Como la demanda es fuerte, desde hace años existe una experiencia alternativa que es acercarse al Desierto de Agafay, un territorio de corte desértico que se encuentra a unos 40 minutos de viaje desde Marrakech.

Agafay no es un desierto como tal, aunque la topografía nos recuerda a un desierto, realmente las dunas de arena son inexistentes y en la granulometría del terreno dominan las piedras e incluso antes de acceder al mismo hay que atravesar una amplia zona verde creado a la sombra del embalse de Lalla Takerkoust y en donde se produce el preciado aceite de argán, pero también es cierto que a medida que nos introducimos en su yermo territorio, casi sin vegetación, empezamos a sentirnos como sí realmente estuviéramos en uno.

La cultura bereber, que históricamente hacía uso de este territorito ha dejado sus hábitos ganaderos o agrícolas, para centrarse plenamente en la actividad turística. Casi todos los que se acercan aquí vienen en viajes organizados que suelen incluir una ruta en dromedario o quad y una cena espectáculo al más estilo bereber.

A medida que cae la noche es cuando uno disfruta más del desierto de Agafay, las temperaturas se moderan, el sol empieza a descender lentamente entre las tierras del desierto, generando contraste de colores que engalanan nuestras fotos y recuerdos.

Las estrellas toman el testigo y la noche se llena de hogueras y la música bereber combinan sus notas con los sonidos del desierto; es aquí cuando la experiencia se vuelve más viva y uno lamenta que tenga que volver al caos y locura de la medina y no poder vivir la experiencia de una noche en el «desierto», pero la vida es así y mientras los camareros recogen los tajines servidos, los turistas vuelven a sus furgonetas y dejan de ser bereberes, mientras comentamos con placer que bella y especial ha sido esta noche.

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Actualizado el 24 mayo,2024.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño