Milán es de esos destinos que ningún amante de las compras puede perderse, de hecho, se dice que ninguna empresa de moda es tal si no tiene al menos una sede en la capital Lombarda. Esa pasión por las tiendas y por los productos de excelencia no es nueva y de hecho Milán fue una de las primeras ciudades del mundo en construir su propia galería comercial, la Vittorio Emanuele II, la cual en sí misma constituye uno de los monumentos más bellos de Italia.

Esta simbólica calle peatonal recibe su nombre del que fuera primer rey de Italia Vittorio Emanuele II, siendo terminada su construcción en el año 1877. La galería, diseñada por Giuseppe Mengoni, desarrolla una distribución en forma de cruz con dos avenidas principales amplias que confluyen ante los ojos de una hermosa cúpula central.

La Galería desprende tanta belleza que desde hace tiempo es uno de los espacios más visitados de la ciudad, resultando en ocasiones difícil incluso caminar por ella; compradores que de forma enfervorizada la atraviesan aprovechando el abrigo de su bóveda acristalada, que facilita tanto la entrada de luz como protege al viandante del duro invierno de Milán.

Abierta al exterior por imponentes arcos, la galería es elegante en sus detalles, donde el arte italiano de la presentación se materializa en sus tiendas y joyerías que exhiben sus productos en cuidados escaparates; glamour que incluso se extiende por las fachadas de los edificios que sirven de espacio físico para uno de los hoteles más caros y exclusivos de Italia.
Nexo vital de comunicación entre las dos plazas más simbólicas de Milán, la del Duomo y la de la Scala, la Galería contribuye a redundar el encanto de Milán, una ciudad que ama el comercio y a la que nunca le ha quedado pequeño el título honorífico de capital mundial de la moda y de las compras.
Actualizado el 10 noviembre,2018.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño