Bolonia, la Manhattan del Medievo

Desde nuestra perspectiva moderna nos cuesta aceptar que en el pasado el paisaje de las antiguas ciudades estado italianas se veía jalonado por innumerables y trepidantes torres que crecían al calor de la rivalidad entre las familias locales, monumentos que aun son visibles en localidades como San Gimignano o Florencia.

La ciudad de Bolonia era una de esas urbes que se dejaba llevar por el encanto de la altura, de hecho si pudiéramos transportarnos a los siglos XII y XIII observaríamos que su skyline estaba lleno de torreones que rozaban en algunos casos los 100 metros y que dejaban una panorámica de postal más propia de una metrópolis actual.

Bolonia medievo
Representación de la ciudad de Bolonia durante el medievo Fuente: wikipedia

Obras de ingeniería de altos vuelos que servían generalmente de atalayas o de fortines defensivos, aunque muchas veces eran también usadas para espiar o encarcelar enemigos; con todo su construcción generalmente tenía fines propagandísticos ya que la posesión de una torre era considerado como un símbolo del poder y riqueza y el hacerla más alta que los rivales locales era un punto de extra de prestigio.

El declive de un modelo urbano

La mayoría de las torres de la ciudad, cuyo número llego a rondar el centenar, fueron desapareciendo con el paso de los siglos; muchas fueron derruidas con los sucesivos planes urbanísticos, mientras otras sucumbieron a las guerras o a su pésimo diseño ya que su exceso de altura y sus malos cimientos provocaban constantes derrumbes o colapsos.

Torre de Asinelli
Torre de Asinelli, uno de lo principales símbolos de Bolonia Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

Actualmente resisten menos de veinte torres aunque solo dos (la de Garisenda y Asinelli) mantienen unas dimensiones lo suficientemente dignas para que el público moderno las mire con respeto y admiración.

Ambas torres son del siglo XII y se sitúan en un cruce de caminos en pleno centro de Bolonia; convertidas en el principal reclamo turístico de esta ciudad universitaria, sorprenden por su grado de inclinación que en el caso de la de Garisenda no desmerece en nada a la de la mítica Torre de Pisa, hecho que obligó a que en el pasado fuese recortada en altura.

Hoy en día tiene 48 metros de altura, cifra que pese a ser soberbia no puede competir con los 97 metros de la torre de Asinelli, que pese al paso de los años sigue siendo uno de los techos urbanos de la región de Emilia-Romagna.

Torres inspiradoras

Torres inspiradoras para poetas como Dante, que menciona varias veces en su Divina Comedia a la Torre de Garisenda, o arquitectos como Minoru Yamasaki, quién tomó de ellas ideas para construir sus célebres Torres Gemelas de Nueva York; iluminación lógica porque Bolonia fue la Manhattan del Medievo, una ciudad llena de torres que aspiraban a «rascar» el cielo y que embellecen el entorno vital de esta latente urbe.

Torre de Garisenda
Torre de Garisenda Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

Actualizado el 24 abril,2019.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño