Se palpa la expectación y las gradas lucen abarrotadas hasta un punto en el que apenas uno puede moverse dentro de este curro semicircular que parece imitar a los antiguos anfiteatros romanos; el speaker nos pide silencio mientras el sol nos castiga con fuerza, los protagonistas de la «Rapa das Bestas» de Sabucedo parece que ya se aproximan velozmente a nuestro encuentro.
Las puertas se abren y el ruido de las pisadas se hace atronador, ahí estamos nosotros frente a frente ante varios centenares de caballos que traídos de las montañas entran en el recinto, comienza la Rapa das Bestas probablemente el mayor espectáculo del rural gallego.

Rapa das Bestas, un rito de larga tradición
La Rapa das Bestas de Sabucedo es un rito ancestral donde los habitantes de esta parroquia del municipio pontevedres de A Estrada se enfrentan cuerpo a cuerpo a los caballos salvajes que habitan los montes de los alrededores, popularmente conocidos como «as bestas», para proceder a un control sanitario de los mismos y así como un marcaje de los nuevos ejemplares.
Los équidos viven todo el año en los montes y son traídos al pueblo durante el primer fin de semana de julio; una vez introducidos en el curro, con capacidad para 1500 personas, los hombres y mujeres de Sabucedo se organizan en grupos de 3 para inmovilizarlos con sus propias manos con el fin de cortarles las crines, lo cual ayuda al animal a prevenir parasitos y enfermedades.

Gran expectación entre público y periodistas
Periodistas y fotógrafos procedentes de todas partes del mundo, intentan reflejar cada instante del evento, que se inicia con la captura de los nuevos potros o «bichiños» por parte de los más pequeños del lugar quienes de esta forma mantienen viva la tradición de la «rapa».
Una vez separadas las crías, comienza el verdadero show momento en el que los hombres (y algunas mujeres) eligen sus objetivos y saltan sobre ellos con el fin de inmovilizar a las bestias. No es una tarea fácil ya que los caballos son fuertes y se resisten con bravura, saltando o mandando coces que en ocasiones generan importantes contusiones en los «aloitadores» como se denominan en gallego a estos gladiadores modernos.

Las intensas luchas entre hombre y «bestas»
Los primeros lances son sin duda los más espectaculares ya que los más veteranos suelen elegir en primera instancia a los garañones, los sementales de la manada quienes hacen honra a su posición social dando lugar a vistosas luchas, que se saldan muchas veces con los aloitadores en el suelo.
Cuando consiguen inmovilizar a los caballos, un segundo grupo de aloitadores se acerca con las tijeras y comienza el rapado del animal que en poco minutos es liberado. En cada intento el público aplaude el esfuerzo de hombres y bestas, mientras todo el ambiente se llena polvo, pelo y olor a caballo.

Poco a poco, los «peluqueros» avanzan en su trabajo, mientras mucho público sucumbe al sol y busca refresco en los innumerables puestos de comida y bebida de los alrededores. La fiesta, que tiene consideracion de interés turístico internacional desde 2007, llega a su fin cuando el cansancio ya se hace grande, toca recuperar fuerzas porque la rapa continuará en los días sucesivos y sin descanso es imposible realizar esta titánica tarea
Final de fiesta entre sudor y aplausos
Los aloitadores, llenos de tierra y sudior, se despiden del público llenos que aplaude satisfecho por el momento vivido; se abren las puertas del curro y los caballos corren de vuelta a su lugar de descanso nocturno; en unos días recuperan su libertad y pastaran tranquilamente de nuevo en lo montes de Sabucedo completando un ciclo que se repite anualmente, donde «aloitadores» y «bestas» se citan para un espectáculo único definidor de una tierra meiga.
Actualizado el 14 octubre,2016.