La tarde caía en la Serranía de Cuenca donde mi familia había decidido pasar las vacaciones de aquel verano; tiraba guijarros sin destino definido cuando de pronto ella se acercó, se sentó a mi vera y tras una indagadora mirada me dijo «oye ¿que te pasa?».
Con la desidia propia de un chaval de 13 años le respondí «nada solo que mis padres quieren ir mañana a Teruel y a mí no me apetece nada«.

Ella cambió su gesto de preocupación por una sonrisa y deslizo por sus labios nuevas palabras «¿es solo eso?, no te preocupes yo he ido varias veces y te va a gustar«. Yo le clavé de nuevo mi mirada y le dije «quiero quedarme aquí cont… con vosotros, ¿Qué voy a ver en ese pueblo perdido en el medio de la nada?«…. silencio….
«Es una ciudad muy interesante, esta la catedral, el jamón, el Torico etc» me respondió con su dulce voz, tras lo cual la interrogo de nuevo «¿Que es eso del Torico?» se ríe «nada una fuente con un toro muy pequeño«, nos reímos a la vez, «pero siempre puedes ir a ver los Amantes de Teruel«…
«Tonta ella tonto él» le espetó, ella en pleno ataque de risa me dice «si si ja ja… ¿conoces la leyenda?»… sacudo mi cabeza mostrando mi desconocimiento, «pues hoy por ser tú te la voy a contar… todo comenzó…..».
Suspiré fuerte y pensé en lo afortunado que era, la chica que me gustaba me relataba con su plácida voz una de las escenas de amor más bellas…. «Miguel,¿estas ahí?… ¿quieres que te la cuente o no? es que no me haces caso«….»perdona, vuelve a empezar«. Tras mirarme con cierta cara desaprobación reinició el relato.
«Era una vez la historia de dos amantes (Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla) que vivían en la ciudad de Teruel. Se amaban con locura y deseaban casarse, pero el chico no tenía riquezas y el padre de ella nunca lo aceptaría como pretendiente. Consciente de la situación el novio tomó una dura decisión, pidió 5 años a su amada para ganar dinero y regresar para desposarla. Ella confiando plenamente en él, le prometió que le esperaría.
El muchacho marcho a las guerras y empezó a acumular fortuna, mientras su amor ganaba tiempo a costa de engañar a su padre que hacía tiempo ya buscaba un buen matrimonio para ella. Pero pasaron los 5 años y su enamorado no regresó y todo apuntaba a que había muerto en batalla. Ante esta situación la triste enamorada acabo cediendo y su padre le concreto un matrimonio con un buen partido».

«¿Que pasó entonces con el muchacho?» pregunte cada vez más interesado por la historia. Ella sonriéndome de nuevo me dijo «ten paciencia…¿sigo?» .
«Juan, al cabo de un tiempo, regresó a la ciudad y tal como había prometido volvía con galones y mucho dinero. El mismo día de su llegada se enteró de que se acababa de celebrar la boda de Isabel y con el corazón destrozado, trepó desesperado a los aposentos de su amada y le susurró al oído: Bésame que me muero. Pero ella aduciendo su condición de recién casada se lo negó. Bésame que me muero, le volvió a insistir. NO QUIERO!!.
Ante el sonido de estas palabras el enamorado cayó muerto de tristeza. Los remordimientos de la joven comenzaron en el mismo instante que la vida de su amante se apagó; pronto se dio cuenta de cuanto lo amaba y que nunca iba a encontrar a alguien que le correspondiese tanto. Así que decidió darle el prometido beso antes de su entierro y con decisión se acercó a su velatorio. Al verlo yaciendo entre mortajas, su corazón empezó a latir de forma desbocada; se acercó a besarle, pero lo hizo con tanta fuerza que ella también falleció de dolor, dando a final una historia trágica y comienzo a una leyenda».
En ese momento miré al que sería mi primer amor y comprendí que esa historia no fue contada porque sí, había un mensaje que se leía entre las líneas y que resumía la complicidad creada entre dos chicos adolescentes.No hubo beso maldito tras aquel relato, pero si disfruté de ese cariñoso regalo, el cual me alegro el viaje a una tierra que nunca olvidaré, porque Teruel existía y con que belleza lo hacía.
Siempre recordare su catedral mudéjar, sus iglesias, sus calles y sobre todo ese conjunto urbano que sirvió de escenario para una mágica leyenda de amor y que ahora me enamoraba a mí. Visitamos todos los rincones y disfrutamos de su deliciosa gastronomía, pero curiosamente no visitamos el mausoleo que acoge a los conocidos amantes, ya que mis padres no quisieron pagar la entrada al excelente monumento funerario creado por Juan de Ávalos y en donde yacen los restos de estos tontos enamorados.
Nos fuimos sin conocerlo aunque tampoco eche en falta la visita, no solo ya conocía de primera mano la leyenda, sino que incluso gracias a ella había comenzado a vivir la mía propia.
Actualizado el 29 septiembre,2016.