Discreta por fuera, impresionante por dentro. Quizás este sea el resumen más preciso de la Iglesia de San Antonio de los Alemanes, un templo católico deslumbrante que se ha convertido en uno de esos secretos a descubrir cuando uno quiere conocer la belleza real de Madrid.

Muy cerca donde se cuece la célebre movida musical de Malasaña, se alza esta iglesia ejemplo del barroco de la capital del reino. Un edificio de geometría elíptica que rinde homenaje a San Antonio, el más famoso santo portugués, hecho que nos da una pista de que en el pasado estuvo vinculado a la comunidad portuguesa, que usó el edificio principalmente como hospital.
La restauración de la independencia de Portugal en tiempos de Felipe IV, provocó que la iglesia fuese cedida a la comunidad católica alemana quienes mantuvieron la advocación a San Antonio; con los años esta iglesia de exterior sobrio pasó a ser conocida como San Antonio de los Alemanes, denominación que aun hoy se mantiene.

El tesoro de esta iglesia se encuentra en la explosión de los frescos que pueblan especialmente su cúpula, cuyo impacto visual se ve incrementado por la forma elipsoidal del conjunto que provoca que en un pequeño espacio te invada la fe por el arte madrileño.
El armazón de ladrillo de la iglesia acoge no solo pinturas de lograda finura, sino también esculturas y artesanado de lujo artístico, que hacen al visitarte participe de la conexión con lo divino.
El templo es un placer visual que se concentra en una sola imagen, arte y colorido difícil de captar sin un gran angular, pero que provoca una impronta profunda en nuestra memoira.
Un motivo más para callejear por Madrid en búsqueda de sus mil y un tesoros, monumentos escondidos que solo que ame esta gran ciudad consiguiera desvelar.

Actualizado el 9 agosto,2021.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño