El Albaicín, corazón de Granada

Granada es desbordante, un árbol dibujado en arte y cuyas raíces se extienden por toda esa hermosa depresión geológica que muere a los pies de Sierra Nevada; una centenaria dama cuyo corazón ha latido siempre con fuerza desde el barrio del Albaicín.

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Vista del hermoso barrio de Albaicín desde la Alhambra de Granada   Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

Caótico por momentos, abandonado y lujoso a partes iguales, el Albaicín es de esos barrios que tomaron inspiración y forma durante el esplendor del Al-Andalus musulmán, aunque sus orígenes tienen trazas que se remontan a las civilizaciones romana e íbera. Pueblo dentro de una ciudad, se integra en Granada con verdadera personalidad propia, singularidad que la hizo merecedora de formar parte en el año 1994 de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Albaícin es oro blanco con firma de autor, como níveas son ese sin fin de apartamentos con vistas a la Alhambra, o ese laberinto de callejuelas que trepan en altura y que terminan en miradores de atardeceres como el de San Nicolás, desde donde incluso Bill Clinton se dejó encandilar.

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El Río Darro a su paso por el Albaicín  Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

Visitar el Albayzin es un cortejo donde fluyen las culturas, donde los pasos de la Semana Santa retumban con fuerza a la sombra de iglesias mudéjares y barrocas que se construyeron sobre los alminares de viejas mezquitas; un refugio del alma islámica hispana, que aun se manifiesta en sus teterías, en palacios como el de Dar al-Horra o en las puertas de la antigua muralla árabe.

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Las estrechas calles del Albaicín de Granada  Foto: Miguel Ángel Otero Soliño

Dicen que no hay mayor condena que ser ciego en Granada, pero incluso aquellos que no ven pueden disfrutar de las múltiples sensaciones que transmite el Albaicín, de los acordes de guitarras que contaminan el ambiente de alegría gitana, del olor y sabor de esas tapas granadinas que en verano se disfrutan en esas terrazas con vistas a la Alhambra, donde los rayos sol mueren y retornan al barrio en forma de suave brisa, en un soplo que inspira y alimenta sueños, porque el aire del Albaicín, es el auténtico oxígeno de Granada.


Actualizado el 18 febrero,2016.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño