El Palacio de los Diamantes de Ferrara

Siendo honestos la ciudad de Ferrara en Italia no estaba en nuestra agenda, pero apareció con calzador en la misma tras perder un vuelo de avión desde Bolonia que nos obligó a pasar un par de días más de los previstos en Italia; así que con tiempo extra y sin tener planes a la vista consultamos por ideas a los responsables del hotel y nos recomendaron visitar el centro histórico de Ferrara.

Un viaje no tan a ciegas

Le hicimos caso a ciegas y cogimos el tren vírgenes en conocimiento sobre la ciudad, pero a medida que nos adentrábamos en sus calles declaradas Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1995, empecé a sentir que uno de los edificios de Ferrara me era familiar y que había leído con interés sobre el mismo en el pasado, con todo no era capaz de darle forma aún en mi mente. Con ese pensamiento en la cabeza, admiré el castillo y la hermosa catedral pero pese a su lúcida belleza no eran los recuerdos que andaba buscando, pero de pronto, ya metidos en el discurrir del Corso Ercole I d’Este, divise el perfil del Palacio de los Diamantes (Palazzo dei Diamanti en italiano) y me dí cuenta que esta era la joya que mi mente había guardado en su memoria.

Palazzo dei Diamanti

Un palacio lleno de «Diamantes»

El Palacio, finalizado en 1503, es sin duda sencillo pero a la vez espectacular en su concepción, con miles de «diamantes» de mármol dispuestos en geométrica perspectiva y que generan una tremenda profundidad en la visión del observador, imagen que cambia según la hora del día y según la distancia a la que nos encontremos al edificio.

Las ventanas de la mansión añaden simetría, mientras que las puertas rompen el paisaje e introducen motivos decorativos en el conjunto. El edificio hace esquina exhibiendo una bella terraza donde ondean las banderas oficiales de rigor; una fachada en la que las sombras y los tonos blancos y rojizos de la piedra juegan a enamorar al visitante, que acude a disfrutar de las pinacotecas y galerías de arte ubicadas en su interior.

Cegado visualmente de arte arquitectónico, mi mente cruza por fin datos y lo conecta con la fachada de la Casa de los Bicos en Lisboa, así como la del Palazzo dei Diamanti de Verona o mismo con la Casa de los Picos de Segovia, monumentos que tomaron más o menos inspiración de este símbolo del renacentismo italiano.

Un regalo para amar Italia

De pronto me doy cuenta que el edificio, obra de Biagio Rossetti, fue una imagen que en un momento guarde para disfrutarla plenamente en este viaje; un paseo no programado pero que el destino nos regaló, un pequeño sueño de un amante del renacimiento, un monumento para amar más aún a Italia.

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Actualizado el 28 diciembre,2019.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño