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Novi Sad y la historia de un encuentro inesperado
Un paseo por la ciudad de Novi Sad en Serbia, con un encuentro inesperado que guardaré siempre en mi memoria Sigue leyendo →
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Timanfaya, la herencia volcánica de Lanzarote
En ocasiones, Gaia se despierta de su letargo e impulsa al magma, que campea por la corteza y el manto, a ascender rumbo a la superficie creando uno de los espectáculos geológicos más impactantes de nuestro planeta: los volcanes.
Ver una caldera en plena actividad es un espectáculo hermoso a la vez que inquietante, porque ante el nacimiento de un volcán no puedes hacer nada, solo esperar que deje de rugir y soltar su ardiente sabia vital y eso cuando afecta a tu entorno de vida genera una sensación de angustia interminable.
Los habitantes de La Palma han experimentado esa sensación en 2021, pero no es una historia nueva en Canarias, ya que antes ha habido otras «crisis volcánicas», pero ninguna (al menos en tiempos históricos) coma la que sucedió en el siglo XVIII en la isla de Lanzaronte, cuando 6 años de intensas erupciones moldearon el paisaje de lo que hoy conocemos como el Parque Nacional del Timanfaya.
El 1 de septiembre de 1730, la isla empezó a rugir y de las entrañas de la tierra emergió una destructora lava, que avanzó lentamente hasta cubrir una parte significativa de la isla, haciendo desaparecer a muchos pueblos a su paso.
Las erupciones de 1730, que se reprodujeron en 1824, dieron origen a la maravilla natural de Timanfaya, pero también revolucionaron para siempre la vida de los lanzaroteños, ya que el desastre provocó hambrunas en la isla y el destierro de muchos de sus habitantes.
Con el paso del tiempo, el volcán paso de ser un amargo recuerdo a una bendición, porque se descubrió que la ceniza acumulada ayudaba a conservar la humedad y esto hizo posible el desarrollo de un nuevo tipo de agricultura, especialmente la del vino, que se convirtió en una de las principales actividades económicas de los «conejeros«.
Timanfaya se convirtió también en un paraíso para los geólogos, que empezaron a analizar en detalle los 25 volcanes con los que cuenta el paraje y cuyos estudios serían claves para que en 1974 fuese declarado como Parque Nacional.
A lo largo de mi vida he visitado múltiples volcanes, he accedido al interior de sus cráteres o mismo visto las consecuencias de su rabia indómita, pero reconozco que el escenario generado por el pincel de Timanfaya es de una dimensión colosal, un lienzo que sobrepasó emocionalmente todas mis expectativas .
El parque Nacional de Timanfaya sobrecoge tu visión y eso que la visita está en todo momento controlada y se debe hacer en un autobús del parque que serpentea por la carretera abierta entre los volcanes. Terrenos aparentemente baldíos, pero en los que la flora se abre paso en rebeldía, creando mosaicos de vida que se entremezclan con los colores ocres y oscuros del material volcánico.
De pronto un Guirre (el alimoche canario) rompe la monotonía del cielo y su vuelo se ve acompañado por unas pardelas que ponen rumbo a la parte costera del parque, donde un día mar y lava se enfrentaron en un duelo fratricida y que hoy alberga la mayor biodiversidad del parque.
De Timanfaya se dice que no es tierra muerta, sino tierra recién nacida y la verdad que una primera impresión puede que nos produzca una sensación de desolación, pero también con su visión nos acercamos a los pasos primigenios de la vida en el planeta, una imagen que por si sola merece la visita a este parque nacional canario.
Timanfaya es la principal atracción turística de la isla y uno de los parques nacionales más visitados de España; herencia volcánica de Lanzarote y memoria imborrable para quienes lo hemos conocido en vivo.
Los textos y las fotos son propiedad de Planeta Tour. Pinchar aquí para ver licencia de uso.
Actualizado el 25 septiembre,2022.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño
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Descubriendo la sinagoga más bella de Europa
Existen ocasiones en el que uno debe arriesgar y seguir sus instintos viajeros, porque el premio, en ocasiones, es conocer monumentos tan espectaculares como la Sinagoga de Subotica en Serbia, una joya del Art Nouveau y probablemente la sinagoga más bella de Europa.
La idea de visitar Subotica nació de un artículo que escribí hace años sobre las sinagogas más hermosas de Europa; así en la búsqueda de templos hebreos dignos de tal mención encontré las imágenes de esta sinagoga y me fascinó profundamente; un templo judío de estilo Art Nouveau (aunque no es el único) era algo tan poco frecuente que tenía que ir a conocerlo.
Tarde varios años en adecuar un viaje que me acercara a esta localidad del Norte de Serbia, a unos pocos kilómetros de la frontera con Hungría. Era tan fuerte el impulso que condicione toda mi ruta por Serbia para estar al menos un día en Subotica y pudiera conocer su enigmática sinagoga. Durante las horas previas incluso sentí algo de ansiedad y de hecho esperando en la estación de autobuses de Novi Sad me subí incluso a un bus equivocado, del cual el conductor «me invito a bajar» con cierta violencia verbal.
Ya en el bus correcto reflexionaba internamente sobre las corazonadas en los viajes, aquellas sensaciones que van determinando tu vida (incluso la sentimental) y que te dirigen hacia lugares insospechados, generando conexiones que desde el exterior nadie las entiende. Cuando comentaba a mis amigos, viajeros ocasionales o incluso serbios, todo el mundo me preguntaba que demonios iba a hacer en Subotica y que nunca habían oído escuchar de tal sinagoga o mismo que no valía la pena ir hasta allí; pero el virus viajero es así y en ocasiones es necesario seguir los impulsos y abrir nuevos caminos, existen miles de lugares desconocidos de infinita belleza, muchos de los cuales no aparecen en revistas o artículos de viajes sencillamente porque repetimos patrones, así viajamos a lugares de los que tenemos referencias y se nos olvida improvisar y cuando lo hacemos….!tachán!… por arte de magia aparecen escenarios de ensueño.
Asumí cierto riesgo la verdad, porque desconocía si la Sinagoga estaría abierta al público o incluso si no estaría en obras, porque había leído en algún lugar que estaba siendo sometido a un proceso de restauración.
Llegue a Subotica y me caminé en plena solana de agosto hacía la sinagoga. Quería ir hasta allí cuanto antes, porque no es la primera vez que me quede sin ver un monumento por haber retrasado la visita y en este caso conocer la sinagoga era el principal objetivo del viaje.
Gire la esquina y finalmente la Sinagoga de Subotica se encontraba delante mía y en ese momento mis emociones se desbordaron. !Que edificio tan bonito!. La sinagoga lucía esplendida recién restaurada (al parecer los trabajos de restauración habían terminado en 2018), el pequeño jardín que la rodeaba magnificaba su arquitectura y favorecía que los turistas la retratásemos con placer y sin forzar los encuadres.
Me dirigí hacía la entrada y la misma estaba abierta al público, la entrada era barata (que diferencia con otras sinagogas de Europa), no había nadie y un hilo musical endulzaba el ambiente con música clásica; parecía que la sinagoga me estuviera esperando y quisiera regalarme lo mejor de si misma.
Traspase la entrada y las buenas sensaciones que me transmitía la misma desde el exterior se magnificaron y volaron a través de un cuadro de estilo modernista, que a base de bellas pinceladas iba definiendo la decoración del templo.
El monumento fue soñado por las mentes de los arquitectos Dezső Jakab y Marcell Komor, que en 1902 construyeron esta sinagoga, en coincidencia con el mayor período de esplendor de la ciudad, cuando la misma quedó integrada en el Imperio Austro-Húngaro. Se dice, que los arquitectos, recién acababan de perder la licitación de la nueva Gran Sinagoga de Szeged, oportunidad que aprovecharon los judíos de Subotica para contratarles y darles libertad para crear este regalo divino.
La Sinagoga de Subotica fue una de las mayores de Europa en su momento y permitía dar servicio religioso a la comunidad judía local que en aquel momento alcanzaba los 3000 fieles. Actualmente, la comunidad hebrea de Subotica no llega al centenar de personas, ya que fue diezmada por el holocausto durante la II Guerra Mundial y nunca lograría recuperar su antigua vitalidad.
La música ambiente me va envolviendo a cada paso que doy en el templo y eso que la misma no sale del magnifico órgano que preside el edificio; con todo es su cúpula y su magnificas vidrieras quienes sufren mi incesante reportaje fotográfico.
Llegado un momento dejo la cámara de lado y me decido a contemplar desde la planta de arriba la panorámica que se me ofrece a los ojos, sin duda es la sinagoga más bella que he visitado hasta ahora (y he visitado unas cuantas), pero la principal satisfacción es saber que mi olfato viajero sigue funcionando.
Obviamente mis gustos no tienen porque coincidir con el de los demás, pero si creo que, al menos de vez en cuando, que deberíamos liberarnos de las correas y dejar llevarnos por las sensaciones que nos piden salirnos de la ruta marcada, porque hay mucho mundo por explorar.
Subotica es una ciudad pequeña, pero que concentra una gran diversidad de monumentos de categoría en su núcleo urbano y destila modernismo en cada esquina; apenas nadie te recomendará ni Subotica ni su sinagoga, al igual que otros miles lugares del mundo que solo se popularizaran hasta que algún influencer famoso lo haga.
Quizás no vengas nunca a Subotica, quizás no vivas el conocer su sinagoga como lo hago yo, pero dudo de que te decepcione, porque la belleza de este templo es indiscutible y solo podrás definir su magnitud organizando un viaje a este rinconcito de Serbia.
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Actualizado el 26 agosto,2022.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño
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Ericeira, juramento eterno de sal
El mar bate con fuerza y regala espuma al paisaje, burbujeo que se alía con el viento dejando un rastro de sal que nos marca el camino para conocer Ericeira, una de las joyas turísticas de la costa de Portugal.
Muy cerquita de Lisboa se encuentra esta localidad valiente, que se aventura sin miedo a luchar contra la fuerza del Atlántico portugués; el mar es el configurador de Ericeira, el marca su orografía y Ericeira le complementa con su belleza.
Ericeira es tierra de pescadores, que ha mutado hacia la atención turística, viajeros que son atraídos por Sintra o por el cercano Palacio de Mafra, pero que se quedan ante la explosión de riqueza turística que ofrece esta tierra.
Entre estos valores, se encuentra la Reserva Mundial de Surf, que atrae a aficionados de todo el mundo que encuentran en esta tierra unas condiciones ideales para cabalgar junto a Neptuno.
Olas que acompañaron al último rey portugués, Manuel II de Portugal, que escapó al exilio desde la costa de Ericeira, tras la revolución republicana que tuvo lugar en Portugal en octubre de 1910.
Pero, más allá del mar, Ericeira cuenta con un casco urbano gran fotogenia, donde a cada paso emergen casas de color blanco y detalles azulados; una Ericeira marinera y a la par que elegante, con restaurantes, pequeñas tiendas y un gran mercado que encandilan a los visitantes.
Sin duda, los monumentos más significativos de la villa, son el conjunto de edificios que conforman el binomio de la Biblioteca Municipal y la Casa de Cultura Jaime Lobo e Silva, pero también encontramos un bello patrimonio religioso conformado por las iglesias de Santa Marta, de San Pedro y de Nossa senhora de Boa Viagem.
Pero, por mucho que nos perdamos entre las calles de Ericeira, siempre acabamos volviendo al océano y allí entre los acantilados, existen bancos silenciosos donde muchos enamorados esperan el atardecer para realizar juramentos eternos de sal, contratos que llevan la firma de este mágico notario llamado Ericeira.
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Actualizado el 19 julio,2022.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño
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Pilat, la duna más grande de Europa
La naturaleza es un genio, un licenciado en bellas artes que pincela lienzos visuales como la Duna du Pilat, una pieza de arte única que merece ser exhibida en el museo de los destinos turísticos de Francia.
Esta duna de dimensiones colosales, es el resultado de la continua acción del mar en el frente costero de la localidad de Arcachon, no muy lejos de la ciudad de Burdeos.
Cuando nos referimos a la «Gran Duna«, hablamos de un monstruo de arena en constante evolución, que desde hace siglos evoluciona según el capricho del oleaje y el viento que azota con fuerza en este tramo de la costa de Aquitania.
Su nombre parece evocar una figura legendaria, pero realmente procede de la palabra gascona «Pilòt«, que significa literalmente «montón o pila», con todo sus dimensiones si son de leyenda y está considera como la Duna más alta de Europa, habiendo alcanzado su altitud máxima en los 107 metros.
Su naturaleza móvil la hace mutante en su geomorfología, redecoración de la arena que se adapta al capricho del tiempo, haciendo que la experiencia turística sea diferente de cada vez; esa magia paisajística convierte a la Gran Duna en uno de los destinos más populares de Francia y en el paraje que todo visitante de Aquitania debería conocer.
Pero sobre todo, más allá de una postal de ensueño, la Gran Duna du Pilat es un ecosistema singular y vivo, en donde se combina el mar y con los bosques cercanos, para crear una reserva natural excepcional, merecedora de la máxima protección de las autoridades francesas.
Un paisaje único que enamora a primera vista, una duna de colosales dimensiones, en la que los visitantes somos solo un grano más de esta magistral obra de la naturaleza.
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Actualizado el 8 junio,2022.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño
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San Pedro de la Nave, una de las últimas joyas del arte visigodo en España
Si un día te acercas a Zamora capital, vale la pena que te desvíes unos kilómetros de tu ruta y visites también la iglesia de San Pedro de la Nave, uno de los monumentos visigodos más importantes de la península ibérica.
No hablamos de un edificio cualquiera, ya que es uno de los pocos templos supervivientes que nos recuerdan como fue el fervor religioso del pueblo visigodo en España.
Construida a principios del siglo VIII, unos años antes de la conquista musulmana de la península, la iglesia de San Pedro de la Nave está incluida en la lista de los templos cristianos más antiguos de España, junto a otras reliquias religiosas como las iglesias de San Juan Baños o la de Santa Comba de Bande.
Ubicado en la localidad de El Campillo, la iglesia originalmente se encontraba a pie del río Esla, pero durante la construcción del embalse de Ricobayo fue trasladada hasta su ubicación actual, evitando con ello que este patrimonio universal acabase sumergido por las aguas.
El interior deslumbra por el uso de los arcos y por el rico tallaje de sus capiteles que generan un espacio solemne a la par que intimo, que anima a los visitantes al encuentro con lo divino.
Su aspecto exterior también es muy agradecido a la vista, así los muros siguen el perfil de la planta griega creada por sus naves, generando un diseño con tejados a diferentes alturas; esta arquitectura en capas puede ser admirada desde todos sus ángulos, al encontrarse el templo libre de edificios en sus inmediaciones.
Una iglesia milenaria cuya visita es una verdadera lección de la historia de España; un templo declarado monumento nacional que espera que pronto le hagas una visita, que de seguro no te va a defraudar.
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Actualizado el 1 mayo,2022.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño

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