El destino es un complejo efecto mariposa que enlaza situaciones aparentemente inconexas, en un guion secreto que un día se revela cambiándote toda tu vida, ventura que en mi caso estaba escrito entre las hojas de un libro.
Siempre he creído que los buenos relatos nacen de lugares y días insospechados, porque la magia es así, actúa siempre de forma discreta. Esta historia nació el año 2008, en una época en la que deambulaba por los confines del mundo a bordo de un buque oceanográfico que realizaba labores logísticas y de investigación en el Polo Sur.
La Antártida no solo me regalaba hermosas vistas y desafiantes experiencias, sino también muchas horas de monotonía durante las cuales mataba el tiempo haciendo una profunda inmersión en la lectura.

En aquellas expediciones parábamos frecuentemente en el puerto argentino de Ushuaia, donde yo hacía acopio de nuevos títulos para mi biblioteca de abordo. Un día me adentré en los dominios de una pequeña librería donde desorganicé los estantes en un frenético busca y captura de novedades. De pronto un libro captó poderosamente mi atención, se titulaba Estambul: ciudad y recuerdos y venía avalado por la pluma del turco Orhan Pamuk, que por aquel entonces, acababa de recibir el Premio Nobel de Literatura.
Rápidamente sufrí el enganche, su visión intimista me enamoró, ese amor por sus calles, la forma con la que el autor observa la Mezquita de Süleymaniye, ese modo en el que describe una ciudad en declive pero que aun guardaba todos sus encantos, esa excitación y curiosidad por ver una nueva casa otomana que se derrumba o arde, esa experiencia colectiva que se entremezcla con su propia biografía; en definitiva, una mezcla explosiva de sentimientos que te aporta su visión única y especial sobre esta hermosa ciudad.
Ese libro plantó una semilla en mi interior, un embrión que en el futuro florecería de forma sorprendente, aunque en ese momento aún no era consciente. La obra de Pamuk se hizo conmigo viajera y no solo cruzó el Atlántico y la Antártida, sino que fue mi compañera de mesilla en mis múltiples mudanzas por España, una vez que decidí abandonar mi trabajo en el barco, hasta que al final, una vez saboreada, terminó olvidada en un estante de mi casa de Vigo.
Pasó un largo tiempo y el destino, en uno de sus alocados giros, desempolvó el libro y lo trajo de nuevo a mi encuentro. Me encontraba de aquella aprendiendo inglés, mi eterna asignatura pendiente, y un día una compañera de clase me recomendó un chat de intercambio de idiomas que era muy interesante.
Debo reconocer que me adentre en la web sin mucho entusiasmo, con todo introduje mis datos con la idea de buscar a alguien que estuviera aprendiendo español y que a la vez pudiera enseñarme inglés, pensaba en gente nativa, americanos o ingleses, pero en ese mismo momento parece que la mariposa batió sus alas de nuevo y así apareció ella….

No me lo podía creer, el programa en base a sus criterios internos había puesto en primer lugar de la lista de a una chica de Estambul y que en ese mismo instante estaba on line; de pronto la cubierta de la semilla se resquebrajó y la planta de mi pasión por la antigua Constantinopla pidió paso para germinar.
Tenía tantas ganas de conocer la ciudad y a sus gentes, que no dude en perder mi miedo al ridículo lingüístico y le escribí, así comenzó una conversación que se alargó a la madrugada y que se repetiría en días sucesivos.
Con ella empecé al fin a mejorar mi inglés, pero también aprendí miles de cosas nuevas y cambie mis ideas de Turquía, del Islam y tire a la basura todos aquellos mitos y prejuicios sobre otras culturas que la sociedad te impone a lo largo de tu vida. Un intercambio de palabras, de experiencias de viajes, de sueños, de risas e incluso de amarguras, ya que incluso fue hablando con ella cuando me enteré del fallecimiento de mi abuelo, de hecho sin conocerme casi de nada fue mi principal apoyo durante aquellos duros momentos.

Pasaron los meses y el deseo de verla se hizo aun mayor y así que decidí planificar un vuelo para cumplir mi dicha. Era Semana Santa y yo aterrizaba entusiasmado en el aeropuerto de Atatürk en Estambul; nada más bajarme del avión empecé a sentirme abrumado por el tamaño de la ciudad, la verdad que no me la esperaba tan majestuosa.
Cogí un autobús y aparecí en pleno corazón de Taksim, donde una multitud caminaba entre tranvías rumbo a una calle comercial que no parecía tener fin. Allí esperando su llegada, mi corazón latía con fuerza, en el fondo ya hacía tiempo que había caído en su embrujo y ahora solo esperaba la confirmación de que era cierto y compartido ese sentimiento; de pronto entre vendedores de kebabs y de lotería apareció un ángel y de forma elegante me abrazó y me rescató de aquella marabunta.
Los siguientes días fueron un continuo devenir de emociones; por las mañanas disfrutaba de Estambul en solitario, mientras ella trabajaba, así me perdía por Sultanahmet y disfrutaba del espectacular perfil de cúpulas que se elevaban desde las raíces del Cuerno de Oro. Aun recuerdo como la niebla cruzaba conmigo el puente de Gálata mientras los pescadores se entremezclaban en la estampa con la Mezquita Nueva o como me emocioné al acceder por primera vez al interior de Santa Sofía; por las tardes quedaba con ella y me mostraba los lugares menos turísticos, para luego disfrutar juntos de té y dulces turcos.

Así todo fue derivando hasta que una noche lluviosa nos encontramos en la marina del barrio de Ortaköy. Después de cenar entre velas, fuimos a admirar como las cambiantes luces del puente del Bósforo iluminaban las aguas y se mimetizaban con la famosa Mezquita Imperial; el paisaje desprendía hermosura en cada trazo, cuando de pronto ella me sonrío y me miró con dulzura, sin pensarlo la atraje para mí tirando ligeramente de su bufanda, hasta que sus labios se cruzaron con los míos….
Ese beso cambió radicalmente mi vida, desde aquella no solo encontré a una pareja sino que me uní para siempre a la ciudad de Estambul. Ahora tras muchos años de aquello comprendo a la perfección esa pizca de magia que desprende la capital del Bósforo, esa melancolía o hüzün que esta presente en todo texto de Orhan Pamuk; porque ahora soy yo el escritor de mi propio libro ambientado en esta milenaria ciudad, un modesto relato de un viajero que tuvo que ir hasta el fin del mundo para poder así encontrar a su alma gemela, para sentir aquello que otro famoso escritor definió como la «pasión turca».

Actualizado el 25 abril,2019.
Publicado por Miguel Ángel Otero Soliño
Hermosa historia!!! Y más aun sabiendo que es real 🙂
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Que hermosa y apacionada historia. Muy emocionante, mientras leia esta historia real mi corazon latia fuertemente. Amo Istambul.
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🙂 gracias por tu lindo comentario un beso
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Gracias Amneris 🙂
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Este verano me enamoré de ese país. Fabuloso relato, he vuelto a pasear por la ciudad gracias e él y a tí. Y ahora mismo, recién descubierto el autor, tengo en mi mesilla un libro de Pamuk, que también me hace volver allí. Un saludo 🙂
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gracias Nerea, que libro es? la bibliografia de Pamuk no es fácil y de hecho creo que el mas mundano y bello de su obra es el libro Estambul: ciudad y recuerdos, el resto hay a gente que les encanta y a otros que lo cierran para no leerlo mas
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Yo he comenzado a descubrirle con ‘La vida nueva’, aunque pretendo, poco a poco, ir leyéndolos todos. A sí también yo podré opinar 🙂 Un saludo!!
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Nerea, no conozco ese libro, buff aun tengo que leer tantos relatos… necesito mas vidas
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Miguel, qué historia más bella, que afortunado!!!
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gracias Juan Manuel 🙂
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Una historia de amor preciosa. El libro te eligió a ti, está claro que te guardaba algo más que un bonito relato.
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Ja ja quizás si, ojala todos los libros pudieran influir positivamente en tu vida, sería todo sería mas divertido y ameno
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Ese libro en esa etapa de tu vida y ese final! Que hermosa historiaa!!
No conozco Estambul, pero tu relato me da ganas de visitarla! =)
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Estambul es una ciudad hermosa y no decepciona, porque a la vez tiene tantas caras porque aunque no te gusta una puedes encontrar otra que si te atraiga…cuando acabe la etapa en el barco entre en esa depresión post cierre de un ciclo de vida, la verdad que nunca espere abrir otro de esta forma….
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Esto si es una gran historia de amor!!!!!!! Y eso que empezó con un libro leído en la Antártida felicidades…
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Gracias Mariana :), si la vida da mucha vueltas y de vez en cuando te da regalos no esperados y que surgen de momentos insospechados, sin esos detalles la vida sería tan aburrida no crees?
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¡Qué bonito! Me ha encantado… Estambul (y en general Turquía) es uno de mis destinos pendientes…¡Gracias por tus palabras! 😉
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de nada y gracias a las tuyas tambien, en cuanto puedas visita Turquia te encantara
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AHHHHHHH morí del amorrrrrr. Sos romanticón Miguel jaja
¡Qué hermosas que son estas vueltas de la vida! Y qué lindo cuando vemos ciertos hechos que se estuvieron gestando hacía años sin que nos diéramos cuenta. Hermoso cómo lo contaste además.
Ay, el 12 de marzo viajo para Irlanda pero tengo una escala de diez horas en Estambul (lo único, que es de diez de la noche a 7 de la mañana) así que asumo que me voy a quedar en el aeropuerto pero bueno, más adelante veré y si me decido salir, voy a requerirte indicaciones jaja
Beso grandeee 🙂
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ja ja si Angie me ha salido un post un poco romanticón ja ja… si la vida se encadena de forma extraña y sorprendente… si vas a Estambul avísame y te oriento, decirte que en Estambul es una ciudad muy animada las 24h, siempre hay cosas abiertas y muchos establecimientos 24h, asi que para dar un paseo al menos por Taksim hasta las 2-3 de la mañana aunque sea un dia de diario encontraras ambiente y gente en la calle, a partir de esa hora quizas a una chica sola la molesten un poco los borrachos con comentarios etc pero bueno hay autobuses casi 24h (cierra alguna hora) al aeropuerto por eso puedes darte una vuelta y volver… lo que no se si puedes dejar la maleta en el mismo para no cargarla…
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Pingback: Veo Veo: ¡un libro! | Con los pies por La Tierra
Vaya! Mariposas mágicas volaron hacia ti. Qué bueno!!! Y como siempre, un placer leerte.
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Vaya! Mariposas mágicas volaron hacia ti. Qué bueno!!! Y como siempre, un placer leerte.
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Gracias Maria un placer tenerte de seguidora besos
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Maravilloso relato, tuve la fortuna de viajar en mayo del 2015 a Europa y visite Estambul, soy de Argentina muy lejos de ese extraordinario pais y quede maravillada, no alcanzan los dias ni los ojos para ver tanta belleza, lo que suma es su gente tan educada, si Dios me da salud y economicamente puedo tengo planeado regresar a Estambul en el 2017 y quedarme como minimo 20 dias. Lo que lamento es que aca no he podido conseguir ningun libro sobre la historia del Sultan Suleiman ya que me quede enamorada del palacio donde reposan sus restos y el de sus familiares.Cordiales saludos de una argentina enamorada de Estambul.
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Hola Liliana, gracias a tí por tu comentario. Estambul es una ciudad que enamora de mil formas, ojala vuelvas pronto y descubras de forma más profunda la ciudad, de hecho descubriras que ní con 20 días la conoceras ja ja. Decirte que no es fácil encontrar libros de Suleiman en español, con todo si descubro algun titulo en lengua castellana que fuera de interes se lo mencionare para que intente conseguirlo. un beso
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Hermoso relato, te felicito por haber encontrado tu camino en un lugar de completa belleza……
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Gracias por tu comentario, un abrazo
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Caro Miguel concordo plenamente com você , li este livro Istanbul é fiquei encantada com este autor tanto que ja estou indo para o terceiro livro dele.
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Gosto de ouvir que partilhas paissao por Pamuk, e uma verdadeira fonte de riqueza literaria. beijos
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Que encanto de historia! Me emocione mucho al saber que tu historia comenzó comenzó a gestionarse en mi país. Una bella historia que has contado y es como si la estuviera viviendo. Yo tengo una atracción con turquia que no puedo sacar mela del alma…. .es como si en alguna vida anterior ( si es que la hay) haya vivido en ese país. Me llena tremendamente d curiosidad sus costumbres su idiosincrasia. ..no lo entiendo.me apasiona.ya fui 3 veces y quisiera estar ahí siempre…
Bella historia la tuya….gracias por compartir la Miguel Angel.
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🙂 gracias, me alegra que te haya gustado la historia y que tu estes viviendo la tuya, Turquía tiene algo especial, un beso
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Me encanta, en muchas partes me he identificado muchísimo contigo. Espero que todo te vaya genial por esa maravillosa ciudad! Saludos!!
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Gracias igualmente espero que tu «pasión turca» también siga viva y creciendo con el tiempo, un besazo
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